PUEBLO
Pueblo que dormita en la bajeza
de quienes dominan las mayorías
como machos cabríos en la indigencia.
Pueblo de al lado que soporta la indecencia
de cubrir con esmalte fariseo las inmundicias.
Pueblo unido por la corbata
y los precios de chaqueta en los sobres
negros metálicos donde el Black and White se estimula
con manos sudando las bajezas en los despachos.
Te llaman pueblo cuando les corrompe
la silla electoral de unos y de otros y van y vienen intentado
camelar con su vocerío el clasismo que no consiguen en un sitio o en otro,
y se convierten en defensores de algo que dicen ser más y luego es
menos de los folletos de compra y venta
o de adosados sin parné.
Ese pueblo no lo quiero,
no es definición de la Wikipedia,
de las ondas sonoras radiales,
de la modernidad de las redes,
o somos pueblo de dos clases, como dos Españas,
como el levita, el escriba o el verdulero,
o el pescadero, o el indigente, o el rico o el pobre,
o el menguante, o la luna creciente.
¿Qué somos?
¿Qué decimos?
Pueblo hermoso que trabaja la tierra,
que doblega el aire con su quejío,
que limpia las madrugadas o se levanta a la aurora.
Pueblo mío, tuyo, de todos,
que no se compra ni con el aire,
ni con tarjetas, ni en mochilas,
ni bolsas, de basura,
ni cuentas en suiza,
ni con enjuague bucal
de las sobras,
Ese es mi pueblo...ese es el que quiero, defiendo,
Por el que me muevo.
PUEBLO LIMPIO Y UNIDO.
Isabel Rezmo- España