IRREVERENTE
Hombres y mujeres sin rostro, seres agazapados,
detenidos en el umbral del desconsuelo,
agitan dibujos negros en las paredes del alma
imperceptibles a la mirada.
La palabra mezquina no sale y calla impávida,
eleva los ojos íngrimos hacia el azul,
ventana al universo.
Ojo del tiempo husmeando el pretérito
entre ardientes arenas arábigas.
Pero en el desierto
el dolor cubre las calles de Palestina,
el asedio ya no es una palabra morbosa,
es una bestia hambrienta de sangre que sale a cazar
seres humanos, niños sin hogar, sin padres.
La masacre llega hasta el Capitolio
en busca de respuestas,
la indiferencia y la codicia reinan con apatía.
Las ruinas dejadas por los bulldózer no dan abasto
los invasores quieren más, hasta expulsar
a todo un pueblo de su milenario paraíso.
El expansionismo de Israel es inaudito,
irreverente, descarado,
quiere destruir y exterminar a un pueblo sin armas,
sin protección de las Naciones Unidas,
un pueblo que clama
a dioses y mentores judíos
por la paz que tanto predican.
La Franja de Gaza pisoteada de nuevo, husmea
ante el desastre invasor que esconde sus cañones
recalentados por el asalto.
Hombres y mujeres sin rostro, niños indefensos,
atemorizados por las botas y las masacres,
claman al mundo la cruenta opulencia israelita
respaldada por despiadados poderosos,
devuelva su territorio,
sus necesidades básicas y los deje vivir en paz.
Sus voces merodean las ruinas de sus hogares
en busca del pasado, el anterior
a la llegada del invasor judío impuesto por el dinero,
por la supremacía del poder.
Hombres y mujeres sin rostro para el mundo,
con los miembros rotos deliberadamente,
caricia de las macanas del ejercito judío,
miran hacia el universo
en busca de la palabra prohibida,
¿dónde están sus dioses en tantos años de represión?
Esa palabra llamada libertad, se encuentra
tras las murallas de una inmensa cárcel
construida para ella y el perseguido pueblo palestino.
Marianela Puebla- Chile
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